Pedir un préstamo o una hipoteca es una práctica común para adquirir bienes o emprender proyectos. Sin embargo, el incumplimiento de pagos puede generar deudas pendientes que afectan la situación financiera de una persona. Es fundamental tener claridad sobre las deudas contraídas y cómo identificarlas.
Consulta con tu entidad bancaria
La primera acción para determinar las deudas pendientes es consultar con la entidad bancaria donde se mantienen cuentas corrientes o ingresos. A menudo, el banco puede proporcionar información sobre pagos pendientes y la situación financiera general del individuo.
Revisión de registros de morosidad
ASNEF: Es uno de los registros de morosidad más reconocidos en España. Al incluir los clientes con deudas impagas, las entidades financieras pueden negar préstamos a quienes figuren en esta lista. Es posible solicitar información a ASNEF a través de correo electrónico o postal, proporcionando datos personales para verificar la identidad.
Experian: Similar a ASNEF, Experian ofrece registros de morosidad que los bancos consultan para evaluar la solvencia. La consulta se realiza completando un formulario en su página web y adjuntando una copia del documento de identidad.
Registro de Impagados Judiciales (RIJ): Este registro recoge deudas con impagos reconocidas mediante resolución judicial firme. Es especialmente relevante para deudas entre particulares con sentencia judicial.
Consulta con Hacienda y Seguridad Social
Para averiguar deudas con Hacienda o la Seguridad Social, es recomendable contactar directamente con estos organismos. Se puede acceder a la información mediante certificados digitales o la sede electrónica de cada entidad.
Ley de la Segunda Oportunidad
La Ley de la Segunda Oportunidad, vigente desde 2015 y actualizada en 2022, ofrece la posibilidad de reestructurar deudas para personas insolventes que cumplan con los requisitos establecidos. Consultar con profesionales especializados en este procedimiento puede ser útil para eliminar total o parcialmente las deudas pendientes.
En resumen, identificar las deudas a través de consultas bancarias, registros de morosidad y comunicación directa con los acreedores y organismos públicos es fundamental para gestionar adecuadamente la situación financiera y explorar opciones legales como la Ley de la Segunda Oportunidad.